Soneto 183
Fugitivo cristal, el curso enfrena
en tanto que te cuento mis pesares;
pero ¿cómo te digo que te pares,
si lloro y creces por la blanda arena?
Ya de la sierra que de nieves llena
te da principio humilde Manzanares,
por dar luz al que tiene tantos mares,
mi sol hizo su ocaso en la Morena.
Ya del Betis la orilla verde adorna
en otro bosque de árboles desnudos,
que en aire dan por fruto plata en barras.
Yo, triste, en tanto que a tu margen torna,
de aquestos olmos, a mis quejas mudos,
nidos deshago y desenlazo parras.
Fugitivo cristal, el curso enfrena
en tanto que te cuento mis pesares;
pero ¿cómo te digo que te pares,
si lloro y creces por la blanda arena?
Ya de la sierra que de nieves llena
te da principio humilde Manzanares,
por dar luz al que tiene tantos mares,
mi sol hizo su ocaso en la Morena.
Ya del Betis la orilla verde adorna
en otro bosque de árboles desnudos,
que en aire dan por fruto plata en barras.
Yo, triste, en tanto que a tu margen torna,
de aquestos olmos, a mis quejas mudos,
nidos deshago y desenlazo parras.