Soneto 182
Fingido amigo, en las lisonjas tierno,
no iguala al enemigo declarado;
si amor me tiene ciego y engañado,
yo sé que hay redención, aunque es infierno.
En tu breve placer mi daño eterno
bebiendo voy en dulce error cifrado,
ya por costumbre a tanto mal llegado
que por mi propio engaño me gobierno.
Para ser desdichado fui nacido,
y, con estarme bien, morir no quiero
por no perder un mal también sufrido.
Tales son unos ojos por quien muero
que en el tormento del dolor me olvido
y en quien me ha de matar vivir espero.
Fingido amigo, en las lisonjas tierno,
no iguala al enemigo declarado;
si amor me tiene ciego y engañado,
yo sé que hay redención, aunque es infierno.
En tu breve placer mi daño eterno
bebiendo voy en dulce error cifrado,
ya por costumbre a tanto mal llegado
que por mi propio engaño me gobierno.
Para ser desdichado fui nacido,
y, con estarme bien, morir no quiero
por no perder un mal también sufrido.
Tales son unos ojos por quien muero
que en el tormento del dolor me olvido
y en quien me ha de matar vivir espero.