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Quiero enterrar mis cantares,
quiero enterrar mis ensueños;
y un ataúd voy buscando
donde quepan todos ellos.
¡Cuántas cosas, cuántas cosas
he de meter allí dentro!
Como el tonel de Heidelberga
habrá de ser, por lo menos.
Para conducirle a cuestas
necesito dos maderos:
como el puente de Maguncia
han de ser largos y recios.
Buscaré doce gigantes,
los doce tan corpulentos
como aquel santo Cristóbal
que es de Colonia portento.
En hombros han de llevarlo
a orillas del mar revuelto;
han de arrojarlo al abismo:
¡tal fosa para tal féretro!
¿Preguntáis por qué tan grande
la caja fúnebre quiero?
¡Porque he de encerrar en ella
mi amor y mis sufrimientos!
Quiero enterrar mis cantares,
quiero enterrar mis ensueños;
y un ataúd voy buscando
donde quepan todos ellos.
¡Cuántas cosas, cuántas cosas
he de meter allí dentro!
Como el tonel de Heidelberga
habrá de ser, por lo menos.
Para conducirle a cuestas
necesito dos maderos:
como el puente de Maguncia
han de ser largos y recios.
Buscaré doce gigantes,
los doce tan corpulentos
como aquel santo Cristóbal
que es de Colonia portento.
En hombros han de llevarlo
a orillas del mar revuelto;
han de arrojarlo al abismo:
¡tal fosa para tal féretro!
¿Preguntáis por qué tan grande
la caja fúnebre quiero?
¡Porque he de encerrar en ella
mi amor y mis sufrimientos!