Poema - 88 - de Heinrich Heine

- 88 -

La noche cubre campos y senderos;
lacio está el cuerpo, enfermo el corazón.
Vierte, oh luna, tus rayos placenteros,
como una bendición.

Calmen tus luces puras y tranquilas
de las tinieblas el pavor fatal,
y derramen en mi alma y mis pupilas
rocío celestial.