Poema - 89 - de Heinrich Heine

- 89 -

Dura jornada es la vida,
noche fresca, bendecida
lo que el mundo muerte nombra;
duerme, duerme, alma rendida:
lo llena todo la sombra.
Árbol de eterno verdor
crece ya sobre mi tumba;
trina en él un ruiseñor,
y en mis sueños aún retumba
un postrer canto de amor.