Poema - 84 - de Heinrich Heine

- 84 -

Nos vimos, y en tus ojos al instante
comprendí que a mi afán correspondías;
si tu madre cruel no está delante,
estallan, sí, tus ansias y las mías
en beso delirante.

Tu hogar tranquilo dejaré mañana;
seguiré solitario mi sendero;
saldrás, hermosa rubia, a la ventana;
y yo te mandaré, desde lejana
cumbre, mi adiós postrero.