- 85 -
En la lejana cúspide el sol brilla
despertando al aprisco balador:
¡si antes de abandonar la hermosa villa,
pudiera verte, dulce corderilla,
sol matutino, idolatrado amor!
Alzo los ojos: ¡esperanza vana!
¡Adiós! Marcho, mi bien, ¡lejos de ti!
Quieta está la cortina en la ventana:
aún duerme mi querida soberana:
¡quién sabe si estará soñando en mí!