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Era noche bien obscura
la que en la posta pasamos;
abrazaba tu cintura,
y con alegre locura,
reímos y bromeamos.
Cuando el matinal albor
brilló alegre y placentero,
vimos con mudo estupor
sentado otro pasajero
entre los dos: el Amor.
Era noche bien obscura
la que en la posta pasamos;
abrazaba tu cintura,
y con alegre locura,
reímos y bromeamos.
Cuando el matinal albor
brilló alegre y placentero,
vimos con mudo estupor
sentado otro pasajero
entre los dos: el Amor.