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¡Dios sabe dónde esa loca
chiquilla se habrá hospedado!
Toda la ciudad, lloviendo,
he corrido, y renegando.
Pregunté de fonda en fonda;
y en todas me desahuciaron
mayordomos desabridos
y camareros zanguangos.
De pronto, al balcón la veo,
y suelta a la risa el trapo:
¡quién pensara que vivieras,
niña, en tan regio palacio.
¡Dios sabe dónde esa loca
chiquilla se habrá hospedado!
Toda la ciudad, lloviendo,
he corrido, y renegando.
Pregunté de fonda en fonda;
y en todas me desahuciaron
mayordomos desabridos
y camareros zanguangos.
De pronto, al balcón la veo,
y suelta a la risa el trapo:
¡quién pensara que vivieras,
niña, en tan regio palacio.