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En Agosto os dejé, señora mía,
y en el glacial Enero os vuelvo a ver;
en vuestro pecho es hoy ceniza fría
lo que era lava de volcán ayer.
Os dejo: cuando vuelva nuevamente,
ni frío ni calor sentiréis ya;
hollaré vuestra tumba indiferente
muerto también mi espíritu estará.
En Agosto os dejé, señora mía,
y en el glacial Enero os vuelvo a ver;
en vuestro pecho es hoy ceniza fría
lo que era lava de volcán ayer.
Os dejo: cuando vuelva nuevamente,
ni frío ni calor sentiréis ya;
hollaré vuestra tumba indiferente
muerto también mi espíritu estará.