Poema - 49 - de Heinrich Heine

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Hermosa, sencilla y pura
eres tú, cómo una flor;
cuando admiro tu hermosura
mi pobre pecho tortura
indefinible dolor.

Y mi diestra cariñosa
sobre tus sienes se posa,
y a Dios pido, para ti,
que siempre seas así:
pura, sencilla y hermosa.