Poema - 48 - de Heinrich Heine

- 48 -

Corazón, corazón, calla y espera;
sufre sin quejas el destino eterno
renacerá otra vez la primavera
tras el áspero invierno.

Aún no agotó la vida sus mercedes:
¡Bello es el mundo, luminoso el día!
y todo aquello que te plazca, puedes
amarlo todavía.