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Como en el negro cielo encapotado
surge la luna plácida y serena,
así del fondo obscuro del pasado
brota imagen de amor que me enajena.
Surcábamos el Rhin: pausadamente
empujaba la barca el patrio río:
brillaba en la ribera floreciente
tarde feliz de luminoso estío.
A las plantas sentado de mi amante,
el bien gozaba que perdido lloro;
el sol, arrebolando su semblante,
daba a su blanca frente nimbo de oro.
Coro de bellas vírgenes cantaba:
todo era amor y encanto y alegría:
el pecho ¡cuán feliz se dilataba!
el cielo !cuán azul resplandecía!
Aldeas y castillos, selva y prados,
pasaban en visión esplendorosa,
y yo los contemplaba retratados
en las claras pupilas de mi hermosa.
Como en el negro cielo encapotado
surge la luna plácida y serena,
así del fondo obscuro del pasado
brota imagen de amor que me enajena.
Surcábamos el Rhin: pausadamente
empujaba la barca el patrio río:
brillaba en la ribera floreciente
tarde feliz de luminoso estío.
A las plantas sentado de mi amante,
el bien gozaba que perdido lloro;
el sol, arrebolando su semblante,
daba a su blanca frente nimbo de oro.
Coro de bellas vírgenes cantaba:
todo era amor y encanto y alegría:
el pecho ¡cuán feliz se dilataba!
el cielo !cuán azul resplandecía!
Aldeas y castillos, selva y prados,
pasaban en visión esplendorosa,
y yo los contemplaba retratados
en las claras pupilas de mi hermosa.