Poema - 41 - de Heinrich Heine

- 41 -

Me oprime anhelo profundo,
si pienso en la antigua edad:
¡cuán deleitoso era el mundo!
¡Qué manantial tan fecundo
de amor y felicidad!

Hoy, un mal va de otro en pos;
y por rendir testimonio
de su impotencia los dos,
muerto, allá arriba, está Dios;
muerto, allá abajo, el demonio.

¿Qué de nosotros sería
en esta Babel sombría,
do lucha todo sin calma,
a no guardar, vida mía,
un poco de amor el alma?