Poema - 29 - de Heinrich Heine

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Oh solitaria lágrima ¿qué quieres?
¿Por qué enturbias mis ojos?
Ultimo resto y único tú eres
de pasados enojos.

¡Muchas hermanas, lágrima, tuviste!
¡Todas se evaporaron!
Con mi breve ilusión y mi afán triste,
cayeron y pasaron.

Pasaron los fantásticos reflejos
que en larga noche obscura
alumbraban falaces a lo lejos
mi soñada ventura.

Pasó el ansiado amor, cual soplo leve
de la fortuna varia:
¡pasa, cual ellos, silenciosa y breve,
lágrima solitaria!