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A la lumbre del sol abrasadora
cierra la flor del loto el tierno broche;
y aguarda, soñadora,
la apetecida noche.
La luna, que es su amante,
con sus pálidos rayos la despierta;
y la flor los recibe palpitante,
la faz ya descubierta.
Arde, fulgura, exhala su perfume,
contempla ansiosa el cielo,
tiembla, suspira, llora y se consume
en amoroso anhelo.
A la lumbre del sol abrasadora
cierra la flor del loto el tierno broche;
y aguarda, soñadora,
la apetecida noche.
La luna, que es su amante,
con sus pálidos rayos la despierta;
y la flor los recibe palpitante,
la faz ya descubierta.
Arde, fulgura, exhala su perfume,
contempla ansiosa el cielo,
tiembla, suspira, llora y se consume
en amoroso anhelo.