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El Rhin sagrado desata
su caudaloso raudal,
y en sus espejos de plata
Colonia copia y retrata
su famosa catedral.
En la catedral aquella
hay, sobre cuero dorado,
pintada una imagen bella,
que en mi cielo encapotado
siempre fue benigna estrella.
Es la Virgen, que triunfante
está de ángeles cercada;
sus ojos, su labio amante,
todo en ella es semejante
al rostro de mi adorada.
El Rhin sagrado desata
su caudaloso raudal,
y en sus espejos de plata
Colonia copia y retrata
su famosa catedral.
En la catedral aquella
hay, sobre cuero dorado,
pintada una imagen bella,
que en mi cielo encapotado
siempre fue benigna estrella.
Es la Virgen, que triunfante
está de ángeles cercada;
sus ojos, su labio amante,
todo en ella es semejante
al rostro de mi adorada.