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Horteras endomingados
triscan por selvas y prados
cual cabrito en la maleza,
admirando alborozados
la feraz naturaleza.
Los matorrales floridos
contemplan embebecidos;
y el cantar de los gorriones
causa en tus toscos oídos
románticas emociones.
Cubre mi ventana en tanto
negra cortina, y así,
en las alas del encanto,
los fantasmas que amé tanto
vienen de nuevo hasta mí.
Viene mi perdido amor,
rompiendo el sepulcro frío;
me abraza consolador
y sucumbe a su dolor
el pobre corazón mío.
Horteras endomingados
triscan por selvas y prados
cual cabrito en la maleza,
admirando alborozados
la feraz naturaleza.
Los matorrales floridos
contemplan embebecidos;
y el cantar de los gorriones
causa en tus toscos oídos
románticas emociones.
Cubre mi ventana en tanto
negra cortina, y así,
en las alas del encanto,
los fantasmas que amé tanto
vienen de nuevo hasta mí.
Viene mi perdido amor,
rompiendo el sepulcro frío;
me abraza consolador
y sucumbe a su dolor
el pobre corazón mío.