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Hablaron mucho de mí
para robarte la calma;
mucho murmuraron, sí;
pero no ha llegado a ti
lo que me destroza el alma.
Entre mucho «¡Guarda, Pablo!»
soltaban, haciendo el bú,
algún horrible vocablo;
decían que yo era el diablo,
y los escuchabas tú.
Pero, entre tanto fiscal,
quedó lo más criminal,
lo más grave y de más bulto,
en el abismo fatal
de mi corazón oculto.
Hablaron mucho de mí
para robarte la calma;
mucho murmuraron, sí;
pero no ha llegado a ti
lo que me destroza el alma.
Entre mucho «¡Guarda, Pablo!»
soltaban, haciendo el bú,
algún horrible vocablo;
decían que yo era el diablo,
y los escuchabas tú.
Pero, entre tanto fiscal,
quedó lo más criminal,
lo más grave y de más bulto,
en el abismo fatal
de mi corazón oculto.