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El ruiseñor cantaba; florecía
el tilo, y fulguraba el sol radiante.
Entonces me besaste, vida mía,
y trémulo tu brazo me oprimía
contra tu ansioso pecho palpitante.
La guirnalda cayó, que el tilo viste;
graznaba el cuervo; desmayado y triste
se hundía el sol; con fría indiferencia
nos dijimos 'adiós' y tú me hiciste
la más ceremoniosa reverencia.
El ruiseñor cantaba; florecía
el tilo, y fulguraba el sol radiante.
Entonces me besaste, vida mía,
y trémulo tu brazo me oprimía
contra tu ansioso pecho palpitante.
La guirnalda cayó, que el tilo viste;
graznaba el cuervo; desmayado y triste
se hundía el sol; con fría indiferencia
nos dijimos 'adiós' y tú me hiciste
la más ceremoniosa reverencia.