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El cierzo silba en las ramas;
húmeda y fría es la noche;
envuelto en mi capa negra,
cabalgo a través del bosque.
Delante de mí cabalgan
mis pensamientos indóciles,
y a la mansión de mi amante
me conducen al galope.
Ladran los perros; con luces
salen ya los servidores;
van sonando mis espuelas
al subir los escalones.
En cámara que tapizan
estofas de mil colores,
mi dulce amante me aguarda
y entre sus brazos me acoge.
Y el viento silba en las ramas,
y me dice el viejo roble:
-«¿Adónde vas, loco hidalgo,
con tus locas ilusiones?»
El cierzo silba en las ramas;
húmeda y fría es la noche;
envuelto en mi capa negra,
cabalgo a través del bosque.
Delante de mí cabalgan
mis pensamientos indóciles,
y a la mansión de mi amante
me conducen al galope.
Ladran los perros; con luces
salen ya los servidores;
van sonando mis espuelas
al subir los escalones.
En cámara que tapizan
estofas de mil colores,
mi dulce amante me aguarda
y entre sus brazos me acoge.
Y el viento silba en las ramas,
y me dice el viejo roble:
-«¿Adónde vas, loco hidalgo,
con tus locas ilusiones?»