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El esquife detén, rudo barquero;
aún vuela al puerto el alma acongojada;
de dos hermosas despedirme quiero;
de Europa y de mi amada.
Sangre brotan mis ojos escaldados,
sangre también mi corazón herido;
con sangre escribiré los prolongados
tormentos que he sufrido.
¡Ahora, cuando la sangre ves que vierto,
¿ahora tiemblas, mi bien, y palideces?
Tú, que convulso, agonizante, yerto,
me viste tantas veces!
¿La historia sabes del Edén perdido,
de Eva y la sierpe que a la estirpe humana
tentó con falso halago? ¡Siempre ha sido
don fatal la manzana!
¡Muerte en las manos de Eva cariñosas;
incendio, en las de París, de Ilión fuerte;
en las tuyas, mi amor, entrambas cosas:
incendio, y después, muerte!
El esquife detén, rudo barquero;
aún vuela al puerto el alma acongojada;
de dos hermosas despedirme quiero;
de Europa y de mi amada.
Sangre brotan mis ojos escaldados,
sangre también mi corazón herido;
con sangre escribiré los prolongados
tormentos que he sufrido.
¡Ahora, cuando la sangre ves que vierto,
¿ahora tiemblas, mi bien, y palideces?
Tú, que convulso, agonizante, yerto,
me viste tantas veces!
¿La historia sabes del Edén perdido,
de Eva y la sierpe que a la estirpe humana
tentó con falso halago? ¡Siempre ha sido
don fatal la manzana!
¡Muerte en las manos de Eva cariñosas;
incendio, en las de París, de Ilión fuerte;
en las tuyas, mi amor, entrambas cosas:
incendio, y después, muerte!