Cantar 7 de Heinrich Heine

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Los montes y castillos de su orilla
copia el Rhin en sus móviles espejos,
y avanza jubilosa mi barquilla
que inunda el sol de luces y reflejos.

Contemplo los cristales brilladores
en blandas olas de oro convertidos,
y renacen de nuevo los dolores
dentro del corazón adormecidos.

Me halaga, me enamora y me seduce
el brillante raudal; mas no me engaña:
la tersa linfa, que falaz reluce,
sombra y muerte en su fondo sólo entraña.

¡Perfidia oculta y aparente halago!
Eres, oh Rhin, imagen de mi hermosa:
escondiendo, cual tú, su horrible estrago,
dulce también sonríe y cariñosa.