- 7 -
Los montes y castillos de su orilla
copia el Rhin en sus móviles espejos,
y avanza jubilosa mi barquilla
que inunda el sol de luces y reflejos.
Contemplo los cristales brilladores
en blandas olas de oro convertidos,
y renacen de nuevo los dolores
dentro del corazón adormecidos.
Me halaga, me enamora y me seduce
el brillante raudal; mas no me engaña:
la tersa linfa, que falaz reluce,
sombra y muerte en su fondo sólo entraña.
¡Perfidia oculta y aparente halago!
Eres, oh Rhin, imagen de mi hermosa:
escondiendo, cual tú, su horrible estrago,
dulce también sonríe y cariñosa.
Los montes y castillos de su orilla
copia el Rhin en sus móviles espejos,
y avanza jubilosa mi barquilla
que inunda el sol de luces y reflejos.
Contemplo los cristales brilladores
en blandas olas de oro convertidos,
y renacen de nuevo los dolores
dentro del corazón adormecidos.
Me halaga, me enamora y me seduce
el brillante raudal; mas no me engaña:
la tersa linfa, que falaz reluce,
sombra y muerte en su fondo sólo entraña.
¡Perfidia oculta y aparente halago!
Eres, oh Rhin, imagen de mi hermosa:
escondiendo, cual tú, su horrible estrago,
dulce también sonríe y cariñosa.