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Todas las noches, en feliz ensueño,
hermosa y melancólica te miro;
tú me sonríes, y con loco empeño,
me prosterno a tus pies, lloro y suspiro.
Contemplas dolorida mi quebranto,
doblas después la cabecita rubia;
y las divinas perlas de tu llanto
tus ojos vierten en copiosa lluvia.
Y me das de ciprés rama siniestra,
y una palabra dejas en mi oído;
y despierto azorado, y en la diestra
falta la rama y la palabra olvido.
Todas las noches, en feliz ensueño,
hermosa y melancólica te miro;
tú me sonríes, y con loco empeño,
me prosterno a tus pies, lloro y suspiro.
Contemplas dolorida mi quebranto,
doblas después la cabecita rubia;
y las divinas perlas de tu llanto
tus ojos vierten en copiosa lluvia.
Y me das de ciprés rama siniestra,
y una palabra dejas en mi oído;
y despierto azorado, y en la diestra
falta la rama y la palabra olvido.