Miguel de Unamuno
Del atlántico mar en las orillas
desgreñada y descalza una matrona
se sienta al pié de sierra que corona
triste pinar. Apoya en las rodillas
los codos y en las manos las mejillas
y clava ansiosos ojos de leona
en la puesta del sol; el mar entona
su trágico cantar de maravillas.
Dice de luengas tierras y de azares
mientras ella sus pies en las espumas
bañando sueña en el fatal imperio
que se le hundió en los tenebrosos mares,
y mira como entre agoreras brumas
se alza Don Sebastián, rey del misterio.
Del atlántico mar en las orillas
desgreñada y descalza una matrona
se sienta al pié de sierra que corona
triste pinar. Apoya en las rodillas
los codos y en las manos las mejillas
y clava ansiosos ojos de leona
en la puesta del sol; el mar entona
su trágico cantar de maravillas.
Dice de luengas tierras y de azares
mientras ella sus pies en las espumas
bañando sueña en el fatal imperio
que se le hundió en los tenebrosos mares,
y mira como entre agoreras brumas
se alza Don Sebastián, rey del misterio.