Miguel de Unamuno
A ellos.
Dejadme solo que no quiero bandas;
menos si de ellas me quereis caudillo,
pues sé muy bien que empañareis mi brillo
con vuestra sombra. Un potro son las andas
que me ofreceis, aun cuando llven randas
de oro y laurel. No quiero de argandillo
servir para el devane del ovillo
de vuestras viles pasioncillas blandas.
Solo y señero, que este es mi castigo
y en mi castigo busco mi consuelo;
solo y señero y pongo por testigo
á Dios, que mientras pese aquí en el suelo
á Él, que me aisla, quiero por amigo
y os emplazo á vosotros para el cielo.
A ellos.
Dejadme solo que no quiero bandas;
menos si de ellas me quereis caudillo,
pues sé muy bien que empañareis mi brillo
con vuestra sombra. Un potro son las andas
que me ofreceis, aun cuando llven randas
de oro y laurel. No quiero de argandillo
servir para el devane del ovillo
de vuestras viles pasioncillas blandas.
Solo y señero, que este es mi castigo
y en mi castigo busco mi consuelo;
solo y señero y pongo por testigo
á Dios, que mientras pese aquí en el suelo
á Él, que me aisla, quiero por amigo
y os emplazo á vosotros para el cielo.