Soneto: VII AL AZAR DE LOS CAMINOS

Miguel de Unamuno


Nudo preso al azar de los caminos
bajo el agüero de una roja estrella,
él desde el cierzo, desde el ábrego ella,
rodando á rumbo suelto peregrinos.

Al mismo arado uncieron sus destinos
y sin dejar sobre la tierra huella
se apagaron igual que una centella
de hoguera. Y se decían los vecinos:

De dónde acá ese par de mariposas?
y hacia dónde se fué? cuál su ventura?
su vida para qué? como las rosas

se ajaron sin dar fruto; qué locura
quemarse así las alas! ¡Necias cosas
de amor, siempre menguado pues no dura!