Miguel de Unamuno
«No todo moriré!» Así nos dice
henchido de sí mismo aquel poeta
que odia al vulgo profano y que le reta
á olvidarte esperando le eternice
el reto mismo; es calculada treta
para mejor domarle y que bautice
su gloria. Mas se escapa al infelice
que aun quien al cabo su licor enceta
jamás lo apura. Y le llegó su hora
y consagrado fué; su poesía
en nuestras mentes vive aun sonora...
vive... esto es, se gasta: No sabía
creyendo entrar en la eternal aurora
que hasta los muertos morirán un día!
Odi profanium vulgum.
Horacio.
Horacio.
«No todo moriré!» Así nos dice
henchido de sí mismo aquel poeta
que odia al vulgo profano y que le reta
á olvidarte esperando le eternice
el reto mismo; es calculada treta
para mejor domarle y que bautice
su gloria. Mas se escapa al infelice
que aun quien al cabo su licor enceta
jamás lo apura. Y le llegó su hora
y consagrado fué; su poesía
en nuestras mentes vive aun sonora...
vive... esto es, se gasta: No sabía
creyendo entrar en la eternal aurora
que hasta los muertos morirán un día!