Miguel de Unamuno
El ángel negro el corazón me toca
con sus alas llamándome del sueño
en que me finjo con carrera loca
romper el cielo en grupa á Clavileño.
Mi pobre frente en la caida choca
con la verdad de gesto zahareño
que dura é inmutable como roca
sólo hiriendo alecciona á nuestro empeño.
Sumido entonces en mortal quebranto
tomo con la verdad odio á la vida,
y cobro de mí mismo un recio espanto,
pero me miras tú, compadecida,
y tus ojos me vuelven al encanto
del dulce ensueño en que verdad se olvida.
El ángel negro el corazón me toca
con sus alas llamándome del sueño
en que me finjo con carrera loca
romper el cielo en grupa á Clavileño.
Mi pobre frente en la caida choca
con la verdad de gesto zahareño
que dura é inmutable como roca
sólo hiriendo alecciona á nuestro empeño.
Sumido entonces en mortal quebranto
tomo con la verdad odio á la vida,
y cobro de mí mismo un recio espanto,
pero me miras tú, compadecida,
y tus ojos me vuelven al encanto
del dulce ensueño en que verdad se olvida.