Miguel de Unamuno
Almas de Dios que bajo el recio hostigo
del cielo atravesais esta galerna
de la vida que pasa hacia la eterna
llevando rumbo; cuando ya al abrigo
esteis seguras en el puerto amigo,
la nave —destrozados la cuaderna
y el gobernalle, que ya no gobierna—
en girones cual capa de mendigo,
y con el pecho de onda amarga lleno
en él se mezclará á vuestra alegría
cierto pesar; añorareis el trueno
de tempestad, pues que de paz el día
si es dulce es porque hacemos en su seno
con la pasada guerra poesía.
Almas de Dios que bajo el recio hostigo
del cielo atravesais esta galerna
de la vida que pasa hacia la eterna
llevando rumbo; cuando ya al abrigo
esteis seguras en el puerto amigo,
la nave —destrozados la cuaderna
y el gobernalle, que ya no gobierna—
en girones cual capa de mendigo,
y con el pecho de onda amarga lleno
en él se mezclará á vuestra alegría
cierto pesar; añorareis el trueno
de tempestad, pues que de paz el día
si es dulce es porque hacemos en su seno
con la pasada guerra poesía.