— Me duele el corazón!
— Pero le tienes?
— Sólo sé que me duele...
— Por carencia.
— Puede ser, mas le siento...
— Si, en las sienes!
— Bien, sufriré en silencio y con paciencia!
— Mira, pues que á razones no te avienes,
ni caso haces alguno de la ciencia,
para que ya los oídos no me llenes
con tu queja, oye un caso, es tu dolencia:
«Nada me duele más que aquella mano
que perdiera» me dice un pobre amigo
á quien se la amputaron... ilusiones!
dolerle el miembro que le falta! vano
fruto del cavilar que es su castigo;
así son las humanas aprensiones!