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Soñé: ¡mi sueño de siempre!
estaba a solas contigo;
eterno amor nos jurábamos
a la sombra de los tilos.
Después de los juramentos,
de largos besos seguidos,
en la mano por memoria,
me clavaste los colmillos.
Niña, la de ojos azules,
la de los dientes blanquísimos,
bastábame el juramento;
de más estaba el mordisco.
Soñé: ¡mi sueño de siempre!
estaba a solas contigo;
eterno amor nos jurábamos
a la sombra de los tilos.
Después de los juramentos,
de largos besos seguidos,
en la mano por memoria,
me clavaste los colmillos.
Niña, la de ojos azules,
la de los dientes blanquísimos,
bastábame el juramento;
de más estaba el mordisco.