Romance 10 de Heinrich Heine

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En el balcón
Pasaba, pálido y triste,
pálido y triste un mancebo:
la hermosa doncella estaba
en el balcón entreabierto.
La hermosa doncella, al verle,
decía: «¡Válgame el cielo!
Está ese desventurado
más pálido que un espectro».
Alzó aquel desventurado
los ojos grandes y negros,
y de la doncella hermosa
miró el balcón entreabierto.
Sintió la hermosa doncella
extraño desasosiego,
y se puso de repente
más pálida que un espectro.
Sintió la doncella hermosa
arder amorosos fuegos,
y estaba días y días
en el balcón entreabierto;
y tras los días ansiosos,
en los brazos del mancebo
caía todas las noches
a la hora de los espectros.