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Arde la luna, lámpara bendita,
y al mar da su fulgor;
abrazo a mi adorada, y fiel palpita
en nuestro pecho amor.
Solo estoy, en los brazos de mi hermosa:
-«¿Qué es lo que escuchas, di,
en la voz de los vientos misteriosa?
¿Por qué tiemblas así?
-No es el viento, es la voz de mis hermanas,
hoy vírgenes del mar,
que en cavernas profundas y lejanas
suspiran, sin cesar».
Arde la luna, lámpara bendita,
y al mar da su fulgor;
abrazo a mi adorada, y fiel palpita
en nuestro pecho amor.
Solo estoy, en los brazos de mi hermosa:
-«¿Qué es lo que escuchas, di,
en la voz de los vientos misteriosa?
¿Por qué tiemblas así?
-No es el viento, es la voz de mis hermanas,
hoy vírgenes del mar,
que en cavernas profundas y lejanas
suspiran, sin cesar».