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La sien ardorosa inclino
sobre tus hombros de nieve,
y sorprendo y adivino
otro cambio repentino,
en tu corazón aleve.
Suena trompeta cercana,
y se acerca presurosa
tropa de húsares galana;
ya sé, niña veleidosa,
que me dejarás mañana.
Mañana me dejarás;
pero aún eres hoy mi encanto:
y te estrecho más y más,
y en tu! brazos gozo tanto
como no gocé jamás.
La sien ardorosa inclino
sobre tus hombros de nieve,
y sorprendo y adivino
otro cambio repentino,
en tu corazón aleve.
Suena trompeta cercana,
y se acerca presurosa
tropa de húsares galana;
ya sé, niña veleidosa,
que me dejarás mañana.
Mañana me dejarás;
pero aún eres hoy mi encanto:
y te estrecho más y más,
y en tu! brazos gozo tanto
como no gocé jamás.