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Y cuando seas mi feliz esposa,
amada niña mía,
tu vida será cielo de oro y rosa,
de amor y de alegría.
Sufriré tus caprichos más perversos
con cachazudo aguante;
mas, si no elogias tú todos mis versos,
divórciome al instante.
Y cuando seas mi feliz esposa,
amada niña mía,
tu vida será cielo de oro y rosa,
de amor y de alegría.
Sufriré tus caprichos más perversos
con cachazudo aguante;
mas, si no elogias tú todos mis versos,
divórciome al instante.