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¡Niña de las pupilas brilladoras
y el labio de rubí!
¡Niña, niñita mía! a todas horas,
estoy pensando en ti.
La luenga noche del invierno helado
me retiene en tu hogar,
y feliz puedo, junto a ti sentado,
charlar y más charlar.
¡Si pudiera rozar con labio ardiente
tu mano ¡oh dulce bien!
y derramar en ella juntamente
mis lágrimas también!
¡Niña de las pupilas brilladoras
y el labio de rubí!
¡Niña, niñita mía! a todas horas,
estoy pensando en ti.
La luenga noche del invierno helado
me retiene en tu hogar,
y feliz puedo, junto a ti sentado,
charlar y más charlar.
¡Si pudiera rozar con labio ardiente
tu mano ¡oh dulce bien!
y derramar en ella juntamente
mis lágrimas también!