Poema - 3 - de Heinrich Heine

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Mi corazón está triste;
Abril alegre y florido:
al pie de los viejos muros,
sobre un tronco me reclino.
Encerrado en cauce estrecho,
corre silencioso el río;
pasa, en ligera barquilla,
cantando y silbando un niño.
A lo lejos se dibujan
en risueño laberinto,
quintas, huertos, labradores,
vacas, prados, selvas, riscos.
Lavan las mozas y tienden
en la hierba el blanco lino;
suena el batán, y las aguas
trueca en espumosos rizos.
Hay una estrecha garita
sobre el torreón sombrío;
va y viene el fiel centinela,
todo de rojo vestido.
Con el fusil, que al sol brilla,
haciendo está el ejercicio:
¡apunta bien, centinela,
y descerrájame un tiro!