- 22 -
Tranquila está la noche; silenciosa
la calle; éste es el sitio; aquí vivía.
Ha mucho tiempo huyó la niña hermosa:
la casa aún está allí, triste y vacía.
¡Y un hombre miro al pie, sombra importuna
que los brazos levanta delirante!...
¡Santos cielos! ¡Al rayo de la luna
descubro en su semblante mi semblante!
Pálido espectro de mis penas propias,
¿por qué, dándome inútiles reproches,
el loco afán en las tinieblas copias,
que así llenó mis anhelantes noches?
Tranquila está la noche; silenciosa
la calle; éste es el sitio; aquí vivía.
Ha mucho tiempo huyó la niña hermosa:
la casa aún está allí, triste y vacía.
¡Y un hombre miro al pie, sombra importuna
que los brazos levanta delirante!...
¡Santos cielos! ¡Al rayo de la luna
descubro en su semblante mi semblante!
Pálido espectro de mis penas propias,
¿por qué, dándome inútiles reproches,
el loco afán en las tinieblas copias,
que así llenó mis anhelantes noches?