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Sigo la antigua senda acostumbrada
la calle que solía;
y me llevan los pies a su morada,
hoy lóbrega y vacía.
¡Cuán angosta es la calle! El pavimento
¡cuán escabroso y duro!
-Las paredes caer sobre mí siento,
y la marcha apresuro.
Sigo la antigua senda acostumbrada
la calle que solía;
y me llevan los pies a su morada,
hoy lóbrega y vacía.
¡Cuán angosta es la calle! El pavimento
¡cuán escabroso y duro!
-Las paredes caer sobre mí siento,
y la marcha apresuro.