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¡Bien hayas, oh bulliciosa
inexcrutable ciudad!
Entre la turba afanosa
guardaste un día a la hermosa
que era mi felicidad.
Torres y puertas, ¿qué fue
de la bella a quien adoro?
En prenda os la confié,
y cuentas os pediré,
de mi perdido tesoro.
Mas, no sois culpables, no,
viejas torres, de sus tretas;
pues hubisteis de estar quietas
cuando la loquilla huyó
con sus cofres y maletas.
Tú, que la debiste ver,
negro portal, ¿qué me dices?
Que nunca sabes qué hacer
cuando nos da una mujer
con la puerta en las narices.
¡Bien hayas, oh bulliciosa
inexcrutable ciudad!
Entre la turba afanosa
guardaste un día a la hermosa
que era mi felicidad.
Torres y puertas, ¿qué fue
de la bella a quien adoro?
En prenda os la confié,
y cuentas os pediré,
de mi perdido tesoro.
Mas, no sois culpables, no,
viejas torres, de sus tretas;
pues hubisteis de estar quietas
cuando la loquilla huyó
con sus cofres y maletas.
Tú, que la debiste ver,
negro portal, ¿qué me dices?
Que nunca sabes qué hacer
cuando nos da una mujer
con la puerta en las narices.