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Mientras yo en tierras extrañas
soñaba mil despropósitos,
el tiempo se le hizo largo
a la niña a quien adoro;
cosió el vestido de bodas,
y abrazó, cual dulce esposo,
de todos sus pretendientes
al pretendiente más tonto.
Más hermosa cada día
la veo, y admiro absorto
las rosas de sus mejillas,
las violetas de sus ojos;
y esforzarme en olvidarla
ha de ser -bien lo conozco-
de todos mis desatinos
el desatino más tonto.
Mientras yo en tierras extrañas
soñaba mil despropósitos,
el tiempo se le hizo largo
a la niña a quien adoro;
cosió el vestido de bodas,
y abrazó, cual dulce esposo,
de todos sus pretendientes
al pretendiente más tonto.
Más hermosa cada día
la veo, y admiro absorto
las rosas de sus mejillas,
las violetas de sus ojos;
y esforzarme en olvidarla
ha de ser -bien lo conozco-
de todos mis desatinos
el desatino más tonto.