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En el vergel paterno
vivió lánguida vida
durante el crudo invierno
la flor descolorida.
Sopló el alegre Mayo
sus ráfagas de amor:
siguió en triste desmayo
la moribunda flor.
La flor descolorida
habló y me dijo así:
«Del vástago cogida
quisiera ser por ti.
-No atenderé tu ruego,
pues voy, loco de amor,
buscando sin sosiego
la purpurina flor».
-«La flor que de esa suerte
tú buscas, no hallarás;
tras ella hasta la muerte
desconsolado irás.
No cogerá tu mano
la purpurina flor:
lo mismo que yo, hermano,
enfermo estás de amor».
La flor descolorida
habló, temblando, así;
con mano conmovida
del tallo la cogí.
Calmó al instante el alma
su afán devorador,
y gozo en dulce calma
angelical amor.
En el vergel paterno
vivió lánguida vida
durante el crudo invierno
la flor descolorida.
Sopló el alegre Mayo
sus ráfagas de amor:
siguió en triste desmayo
la moribunda flor.
La flor descolorida
habló y me dijo así:
«Del vástago cogida
quisiera ser por ti.
-No atenderé tu ruego,
pues voy, loco de amor,
buscando sin sosiego
la purpurina flor».
-«La flor que de esa suerte
tú buscas, no hallarás;
tras ella hasta la muerte
desconsolado irás.
No cogerá tu mano
la purpurina flor:
lo mismo que yo, hermano,
enfermo estás de amor».
La flor descolorida
habló, temblando, así;
con mano conmovida
del tallo la cogí.
Calmó al instante el alma
su afán devorador,
y gozo en dulce calma
angelical amor.