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¡Ah! doquiera que voy, triste y sombrío
cíñeme obscuridad llena de enojos,
desde que no me alumbra, vida mía,
el rayo de tus ojos.
Apagóse la luz tan clara y pura
la estrella de amor plácida y tierna;
abre a mis pies horrible sepultura;
¡trágame, noche eterna!
¡Ah! doquiera que voy, triste y sombrío
cíñeme obscuridad llena de enojos,
desde que no me alumbra, vida mía,
el rayo de tus ojos.
Apagóse la luz tan clara y pura
la estrella de amor plácida y tierna;
abre a mis pies horrible sepultura;
¡trágame, noche eterna!