Soñé una vez con férvidos amores,
con rizos de oro y ramas florecidas,
con dulces labios, con amargas quejas,
y con himnos de triste melodía.
¡Volaron, ay, los sueños!... ¡Para siempre,
mi más cara visión también es ida!...
Quedó no más lo que, ardoroso, un tiempo
exhalé de mi pecho en débil rima!
Quedaste tú, huérfano canto -¡vuela,
vuela también!-, y a la visión perdida
busca, y dile en mi nombre, al encontrarla,
que la saluda, amante, el alma mía,
y que a su sombra vaporosa, en tanto,
su vaporoso aliento le dedica...
con rizos de oro y ramas florecidas,
con dulces labios, con amargas quejas,
y con himnos de triste melodía.
¡Volaron, ay, los sueños!... ¡Para siempre,
mi más cara visión también es ida!...
Quedó no más lo que, ardoroso, un tiempo
exhalé de mi pecho en débil rima!
Quedaste tú, huérfano canto -¡vuela,
vuela también!-, y a la visión perdida
busca, y dile en mi nombre, al encontrarla,
que la saluda, amante, el alma mía,
y que a su sombra vaporosa, en tanto,
su vaporoso aliento le dedica...