Y es cierto:
yo la vi embellecer contra mi vida
y no logré nunca volverla menos joven
ni menos bella a mi favor.
El amor embellece
y nadie lo detiene, en esos casos.
Yo la vi embellecer, con mala envidia,
sin pizca de literatura:
La vi afinar el testo marfilino
de su fisonomía,
vi andar la primavera por su piel
en dos semanas -y era enero-;
vi tus senos medianos florecer,
los troncos de sus muslos redondear,
su pelo en sedas de ceñida flama desplegarse;
vi la vida crecer en torno suyo
como en un invernadero de carnes opulentas
y florales,
y vi de cerca, junto a sus mejillas,
que el vello como trigo pequeñísimo se doraba
al sol y al viento de otros dedos.
En algo han de tener razón los religiosos:
¿cómo tanta belleza en esos montes y cascadas?
¿Quién ama el mundo
cuando logra ser bello?
yo la vi embellecer contra mi vida
y no logré nunca volverla menos joven
ni menos bella a mi favor.
El amor embellece
y nadie lo detiene, en esos casos.
Yo la vi embellecer, con mala envidia,
sin pizca de literatura:
La vi afinar el testo marfilino
de su fisonomía,
vi andar la primavera por su piel
en dos semanas -y era enero-;
vi tus senos medianos florecer,
los troncos de sus muslos redondear,
su pelo en sedas de ceñida flama desplegarse;
vi la vida crecer en torno suyo
como en un invernadero de carnes opulentas
y florales,
y vi de cerca, junto a sus mejillas,
que el vello como trigo pequeñísimo se doraba
al sol y al viento de otros dedos.
En algo han de tener razón los religiosos:
¿cómo tanta belleza en esos montes y cascadas?
¿Quién ama el mundo
cuando logra ser bello?