Alfonso, vuestro noble y grave canto,
con quien de eternos giros la armonía
asuena, celebrar de la luz mía
debiera la belleza que honro y canto;
que yo la dura fuerza de mi llanto
muestro, y mal fiero y la ponzoña fría,
y el bien que a mi esperanza se desvía,
cuando en cuitoso son la voz levanto.
No que a mi nombre humilde diera gloria,
que ya osa alzar igual por vos la frente,
a quien ilustra el Arno, grato al cielo;
mas estimar si puedo esta memoria
verá el ilustre reino de Occidente
cuánto en vuestra alabanza ensalzo el vuelo.
con quien de eternos giros la armonía
asuena, celebrar de la luz mía
debiera la belleza que honro y canto;
que yo la dura fuerza de mi llanto
muestro, y mal fiero y la ponzoña fría,
y el bien que a mi esperanza se desvía,
cuando en cuitoso son la voz levanto.
No que a mi nombre humilde diera gloria,
que ya osa alzar igual por vos la frente,
a quien ilustra el Arno, grato al cielo;
mas estimar si puedo esta memoria
verá el ilustre reino de Occidente
cuánto en vuestra alabanza ensalzo el vuelo.