Poema 1769 de Emily Dickinson
Recordemos el día más largo que Dios ha escogido
Para terminar con el sol.
La angustia deberá viajar a su juego,
Para entonces volver.
Las diminutas notas irán tan rápido como el vapor puede llevarlas.
Nuestros corazones ya se han ido. Podríamos enviar nuestros rostros para que fueran tiernamente alentados.
Nuestros corazones ya se han ido. Podríamos enviar nuestros rostros para que fueran tiernamente alentados.
Recordemos el día más largo que Dios ha escogido
Para terminar con el sol.
La angustia deberá viajar a su juego,
Para entonces volver.
Poesía de Emily Dickinson