Miguel de Unamuno
Desde mi cielo á despedirme llegas
fino orvallo que lentamente bañas
los robledos que visten las montañas
de mi tierra y los maíces de sus vegas.
Compadeciendo mi secura riegas
montes y valles, los de mis entrañas,
y con tu bruma el horizonte empañas
de mi sino y asi en la fé me anegas.
Madre Vizcaya, voy desde tus brazos
verdes, jugosos, á Castilla enjuta
donde fieles me aguardan los abrazos
de costumbre, que el hombre no disfruta
de libertad si no es preso en los lazos
del amor, compañero de la ruta.
Al salir de Bilbao, lloviendo
el 20 IX 10.
el 20 IX 10.
Desde mi cielo á despedirme llegas
fino orvallo que lentamente bañas
los robledos que visten las montañas
de mi tierra y los maíces de sus vegas.
Compadeciendo mi secura riegas
montes y valles, los de mis entrañas,
y con tu bruma el horizonte empañas
de mi sino y asi en la fé me anegas.
Madre Vizcaya, voy desde tus brazos
verdes, jugosos, á Castilla enjuta
donde fieles me aguardan los abrazos
de costumbre, que el hombre no disfruta
de libertad si no es preso en los lazos
del amor, compañero de la ruta.