Miguel de Unamuno
Departían así en el refectorio:
— Más negro cada vez es el bodigo...
— Parece de bellota de quejigo...
— A qué ha venido á dar el ofertorio!
— Es decreto de Dios y bien notorio,
por andarlo buscando de trastrigo,
á la gula nos manda este castigo.
— Debe de estar en quiebra el Purgatorio.
— y la Iglesia, por tanto, ya en naufragio...
— Es la fé cada día más rehacia...
— Inútil es cantemos el trisagio
porque en tiempos de impía democracia
la grey, acostumbrada ya al sufragio,
no sufre barateros de la gracia.
Departían así en el refectorio:
— Más negro cada vez es el bodigo...
— Parece de bellota de quejigo...
— A qué ha venido á dar el ofertorio!
— Es decreto de Dios y bien notorio,
por andarlo buscando de trastrigo,
á la gula nos manda este castigo.
— Debe de estar en quiebra el Purgatorio.
— y la Iglesia, por tanto, ya en naufragio...
— Es la fé cada día más rehacia...
— Inútil es cantemos el trisagio
porque en tiempos de impía democracia
la grey, acostumbrada ya al sufragio,
no sufre barateros de la gracia.